EL DILEMA DE LOS CÓMOS
Educación de calidad, más seguridad, mayores inversiones, una mejor policía…”, y así, seguimos viendo candidatos transitar en la pasarela de la democracia. Candidaturas que parecen extraídas del pasado, que no se han dado cuenta que estamos a 20 años del inicio del Siglo XXI, y que hoy más que nunca tenemos más acceso a la información.
Todos conocemos nuestros problemas sociales, todos sabemos también sus causas, también sabemos que queremos llegar a un Quintana Roo más equitativo, más seguro, más próspero, lo que nos urge saber es: ¿Cómo? ese es el dilema.
La desfachatez con la que los candidatos siguen haciendo politiquería es absurda, desde los que no salen del mismo discurso mesiánico, hasta los que, de plano, se nota que no tienen absolutamente ninguna idea de lo que es la administración pública.
No desdeño las buenas intenciones de algunos, necesitamos gente con buena voluntad, no obstante, los últimos años nos han demostrado que no es suficiente que “un buen hombre”, o “una buena mujer” llegue a posiciones de poder, lo que necesitamos son personas perspicaces, de pensamiento crítico, de liderazgo contundente, con experiencia, con capacidad para comunicar y sobre todo, convencer, porque no se trata de sólo ganar una elección, se trata de una vez llegado al puesto, lograr escuchar y conciliar todas las voces, las de los pobres, las de los ricos, la de los empleados, las de los ninis, la de los empresarios, la de los líderes sociales, la de los activistas, las voces de todos.
Se escucha decir a los ciudadanos que hoy más que nunca, los partidos no importan, que votemos por la gente, y si, quizá en parte tienen razón, ya que los partidos políticos han violentado sus doctrinas y se han prostituido al hacer alianzas con sus archi rivales, así como también hemos visto partidos no sólo recibir a militantes de otros partidos que odiaban, sino permitir que les abanderen en la elección.
Sea como sea, demostremos como ciudadanos, que hoy más que nunca el poder lo tenemos nosotros, cuestionemos, desafiemos, definamos quién tiene más claro el camino, quién tiene más clara la ruta, y hagamos un contrapeso entre su calidad moral, y su capacidad para aterrizar y concretar un plan. Sí, hasta este punto hemos llegado.
En esto de decidir por quién votar, ¿usted qué más tomaría en cuenta?