IA los campos de concentración modernos en China
El gobierno chino somete a la comunidad uigur, en la provincia de Xinjiang, a exámenes de reconocimiento facial mediante cámaras, que sólo requieren de tres metros de distancia de la persona para detectar sus emociones, y determinar así si son culpables o no de algún delito.
Con este software, instalado en las comisarías, se hacen gráficos circulares para mostrar los resultados. La mayoría de los individuos exhibe una “zona roja”, lo que significa que están asustados o tienen una disposición ansiosa, pero sigue siendo imprecisa esta tecnología.
Tal iniciativa, con las que se violan los derechos humanos, explicó Sophie Richardson, la directora para China de Human Rights Watch, es una situación impactante ya que está encaminada a reprimir a los uigures, quienes son “estudiados” en contextos muy coercitivos, bajo una gran presión, que genera mucho nerviosismo y eso se toma como una posible indicación de culpabilidad.
En Xinjiang, donde viven 12 millones de uigures, en su mayoría musulmanes, se encuentran modernos campos de concentración, en los que hay recluidas más de un millón de personas que sufren torturas, violaciones y palizas por parte de un gobierno con tintes de neofascismo.