POCAS COSAS SE VAN A DESTRABAR

 POCAS COSAS SE VAN A DESTRABAR

Como hemos venido insistiendo, no se ve que las elecciones del domingo vayan a destrabar los muchos problemas en los que estamos. 

Al tema de la violencia política, la cual no para, ahora hay que agregar la intensificación de las agresiones y confrontaciones a través de las redes sociales. Esto no va a parar, porque no hay condiciones para ello ni voluntad manifiesta entre los principales actores políticos.

La confrontación se está convirtiendo en una forma de vida en la sociedad. Quizá por ahora no se alcance a ver el todo de lo que está pasando que estamos viviendo, pero todo esto tendrá consecuencias y secuelas que pueden llevar a una división interna cargada de confrontaciones, las cuales se pueden enquistar y sólo el paso del tiempo y nuevos actores y voluntades en la vida política del país podrán darle un giro.

En el camino seguiremos viviendo escenarios apremiantes. No perdamos de vista el hartazgo que puede provocar entre los ciudadanos el estado de las cosas, lo cual puede llevar a manifestaciones de diversa índole y no necesariamente podrían darse bajo la sensatez y la civilidad.

En el ánimo queda la impresión de que estamos más abiertamente confrontados e incluso enojados. Entre la pandemia y la falta de entendimientos políticos, los ciudadanos nos hemos ido cansando. Habrá que ver  cuál va a ser la decisión de los ciudadanos en las urnas, no se puede perder de vista que el hartazgo puede llevar a un muy peligroso abstencionismo.

Lo que sí pueden generar las elecciones quizás sea un relativo cambio del actual orden político. Las encuestas dan una idea de las tendencias y de cómo podrían darse las cosas, pero bien sabemos que detrás de ellas pueden aparecer muchas circunstancias que van desde el momentáneo estado de ánimo hasta el esconder las preferencias electorales.

Con este antecedente, en la mayoría de los estudios de opinión prevalece la idea de que Morena ha ido perdiendo simpatías en algunos estados del país. No sería extraño que de las 15 elecciones para gobernador el partido del Presidente se quede solamente con un poco más de la mitad, decimos solamente porque originalmente se llegó a pensar que podría alcanzar 12 o 13 gubernaturas.

Lo que no está muy claro es cómo pueda quedar el Congreso, el cual es de la atención y obsesión presidencial. No hay manera de conocer a detalle qué va a pasar en cada uno de los 300 distritos en juego, lo que sí va quedando claro es que difícilmente Morena tendrá un resultado como el de 2018.

Las razones son múltiples, pero apuntemos que las posiciones políticas se han radicalizado, particularmente en el Presidente y en su partido. La militancia en Morena no pasa necesariamente por la reflexión autocrítica, pasa por la defensa a ultranza del proyecto del Presidente.

Muchas veces se le defiende por la causa más que a través de la reflexión. El gobierno ha hecho cosas que confunden, pero también ha dado pasos adelante en algunas áreas en que se había vivido bajo el privilegio y el sometimiento.

De nuevo insistimos, en que hay parte de las políticas públicas del gobierno que hoy no se alcanzan a apreciar, requieren de su consolidación para que podamos conocer su efectividad o de plano, entrar en los terrenos de la terca realidad; a pesar de esto no se ve como Morena pierda la mayoría.

Las elecciones poco servirán para resolver temas delicados, como el de la inseguridad, y el alcanzar una convivencia distinta de la que estamos viviendo y padeciendo.

Pocas cosas, sea cual sea el resultado, se destrabarán el domingo.

RESQUICIOS

Las circunstancias, los imponderables, los errores y los accidentes propios del fútbol le impidieron al Cruz Azul ser campeón a lo largo de 23 años. El fútbol que tanto le quitó se lo devolvió el domingo gracias a que cumplió de manera brillante sus deberes. Lo más importante del triunfo ha sido y es el fenómeno social que ha provocado entre una infinidad de aficionados que andan en el justificado jolgorio.

Javier Solórzano Zinser

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