LOS ÁNIMOS RUMBO AL DOMINGO

El proceso electoral no nos va a agarrar en el mejor de los ánimos colectivos. Se ha cruzado en el camino una gran cantidad de problemas y circunstancias que han llevado a que los ánimos estén en los terrenos de la volatilidad.

Es difícil que no sea así. Los últimos dos años y medio nos hemos enfrascado en una polarización que no nos está llevando a terrenos en que prevalezca la civilidad, el respeto al otro y la tolerancia.

Todo esto ha venido a afectar nuestra vida cotidiana. La polarización la ha alentado el Presidente como una forma de intentar establecer la premisa del estás conmigo o estás contra mí. Se ha hecho a un lado la posibilidad de que nuestras vidas pasen por matices, los cuales forman parte de los diferentes pensamientos y formas diversas de ver las cosas. Podrá decirse, con razón, que a lo largo de décadas el país ha vivido dividido, las diferencias económicas son la manifestación más acabada de ello. Sin embargo, no es una solución aumentar y alentar estas diferencias, la clave está en buscar mecanismos profundos que lleven a la compleja integración con base en la justicia, el respeto al Estado de derecho, el cual está en constante evolución, y en la necesidad de nuevos equilibrios.

Los ánimos están caldeados, porque se ha optado por acelerar las confrontaciones, pero también porque algunos sectores de la sociedad se han sentido particularmente atacados y denostados. Los ánimos son una muestra de lo que hoy es el país.

El triunfo del Presidente terminó por someter y pasmar a la oposición. Su ausencia y confusión tienen que ver con el cuestionado legado que dejaron, pero también con la derrota y la ausencia de poder que los llevó a sacudidas que están tratando de superar por medio de una singular alianza.

No hay manera de que se puedan destrabar los grandes problemas. La elección podrá establecer algunos nuevos equilibrios, pero no va a cambiar el estado de las cosas que ha establecido López Obrador. Pudiera ser que las confrontaciones se agudicen el mismo domingo, porque los resultados, se prevé, pueden dejar un terreno de inconformidades.

El problema no va a estar en el 6 de junio porque, a pesar de los ánimos, muchos ciudadanos acudirán a las urnas en una elección organizada por ellas y ellos. El gran reto va a estar en la noche, en el discurso del Presidente y en las innumerables denuncias e inconformidades que desde ahora se van visualizando.

El ánimo que se ha creado contra el INE pasa por ahí. Sabremos pronto si poner en evidencia al INE forma parte de una estrategia de señalarlo ante la eventualidad de un resultado adverso. No se olvide que los niveles de aceptación y confianza del instituto son de los más altos en cuanto instituciones del Estado.

En el camino se ha cruzado también la pandemia. Seguimos en ella con todas sus secuelas, empezando por las más de 400 mil personas fallecidas. No queda claro qué tanto va a pesar en el ánimo el año y medio de dolor y confusión.

Las vacunas pudieran cambiar la forma de las cosas, lo que no va a cambiar son las muertes, lo que en un primer momento fue minimizar la pandemia, y el hecho de que si bien se ha logrado acceder en medio de tormentas y arrebatos a un buen número de vacunas, el hecho pasa por la obligación y la deuda del gobierno.

Los ánimos no son los mejores, no será la primera vez que esto nos pase. La elección es un momento para expresarnos, para manifestar nuestra opinión, nuestras inconformidades y nuestros derechos.

La elección es también una forma de intentar cambiar nuestros ánimos.

RESQUICIOS

El futbol femenil lleva un rato siendo una grata y maravillosa realidad, la final Chivas y Tigreeees fue un detonador más para ello. Es cada vez más competitivo y mejor. Hay muchos pendientes, los cuales pasan por los salarios, pero lo del lunes en la noche fue formidable, a pesar de la derrota del Guadalajara.

Esta columna se publicó en La Razón el 2 de junio de 2021.

Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarla en BalamNews.

Javier Solórzano Zinser

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