Mercado Mexicano: Punto de Encuentro
En los mercados mexicanos no sólo se intercambian productos, sino lo más importante es esa relación de un lenguaje donde todos tenemos mucho en común. Los tianguis fueron el primer ejemplo mesoamericano de convivencia social además de la gran variedad de bienes que representaban el folclor mismo (sentimiento) de muchas comunidades con hambre de expresión.
En estos lugares era crucial comunicar incluso ideas símiles o diferentes a partir de lo que supone la palabra; se practicaba entonces la relación interpersonal con base al objeto que también representa el origen y gusto del sujeto.
Había desde pieles exóticas de ocelote, jaguar, venado, tapir, plumajes finos de quetzal, guacamaya, colibrí; metales como el oro y la plata; puntas de obsidiana, turquesa, jade, coral, muy preferidos por los marchantes ; papel amate, maíz, calabaza, chile, vainilla, jícama, cacao (incluso como moneda), guajolotes, chapulines, escamol (larvas de hormiga), miel de abeja, miel de maguey, plantas y flores, hierbas curativas, etc.
En la actualidad los mercados mexicanos son punto de encuentro de las más profunda singularidad mestiza, pasillos de reconocimiento cultural costumbrista, venas donde fluye la cultura con toda la energía que tiene de suyo, bullicios que se impregnan en la piel, murales de artistas enamorados de aquello que los forjó, melancolías balbuceadas, júbilos escandalosos y una actividad implacable de los sentidos por descubrir.