“KAMALA EN MÉXICO”

Una inversión de $130 millones de dólares para la reforma laboral en México, $250 millones de dólares en atracción de inversiones en el sur del país, migración, desaparición forzada y un millón de vacunas Johnson and Johnson son algunos de los temas clave acordados en esta reunión. 

El pasado 6 y 7 de junio en una visita más bien relámpago llegó primero a Guatemala y posteriormente a México Kamala Harris, cabe destacar que es su primera visita oficial como Vicepresidenta de Estados Unidos de Norteamérica y lo hizo justo un día posterior a las elecciones más grandes de la historia de nuestro país. Son consideradas así, porque se eligieron diputaciones federales y locales, además de 15 gubernaturas. Y son llamadas intermedias por celebrarse justo a la mitad del gobierno de Andrés Manuel; algo parecido a un ejercicio de referéndum de su mandato. 

Los resultados arrojados hacen repensar el rumbo y la viabilidad de la transformación de la vida pública del país. Y si serán las prácticas del pasado, con los mismos rostros quienes la hagan posible. Es muy poco probable. Así, en este escenario arribó Kamala con un discurso político duro y no muy distinto al de Trump, “No vengan a Estados Unidos” les dijo allá en Centroamérica, dejando claro que frenar el flujo de la migración era el tema central de esta visita-negociación. Y que el objetivo va más allá de lanzar dinero a los gobiernos de la región con un débil estado de derecho y corrupción.

El asunto para México pasa de ser un problema para convertirse en una coincidencia. Ambos gobiernos promoverán que las personas se queden en Centroamérica, así como el combate a la violencia en el denominado Triángulo del Norte. En este contexto se firmó el Memorándum de Entendimiento. Aunque no es sencillo y requiere mucha fuerza de voluntad principalmente de Estados Unidos porque el origen tiene fondo y muy profundo. Tiene mucho que ver con su injerencia en la política interna de este grupo de países incluyendo a México.

Por ende, la falta de desarrollo económico, causa principal de la migración la fomenta precisamente con su política exterior. Repartiendo tratados internacionales a diestra y siniestra con reglas desiguales y dejando casi fuera de la competencia a los países denominados “mercados emergentes”. Otra causa es la falta de desarrollo tecnológico tan importante para la autonomía de un país. Y la cual ha sido también condicionada por Estados Unidos. Vendiendo a precios muy altos el acceso a ella, a cambio de las principales materias primas. 

Digamos que su problema de seguridad interna y que tiene que ver con la migración es producto de una cosecha que históricamente se ha sembrado. No olvidemos a Nicaragua y como en su momento la convirtió en “república bananera”. Pero hay algo que sí, es responsabilidad de los gobiernos de cada país y es; el mal manejo de la política micro y macroeconómica, los altos niveles de corrupción ligado al narcotráfico, favores a familiares y una clase política cada vez menos profesionalizada, y fría ante las demandas de la gente.

Sin embargo, la corresponsabilidad es un pilar fundamental y al igual que nuestro país, Estados Unidos tendrá que esforzarse más en cuanto al tráfico ilícito de armas se refiere, lo cual permite que los grupos delincuenciales operen. Al igual México, debe redireccionar estratégicamente sus políticas. Es innegable que la relación entre México y Estados Unidos es compleja pero también es indisoluble. Ambos países se necesitan y ante la polarización de la sociedad estadounidense y mexicana la política exterior se convierte en una gran oportunidad para ambas administraciones.

Ciria Weyman

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