Memorias de una Yogui VI

 Memorias de una Yogui VI

Yoga y Meditación

¿Van de la mano? Sí ¿Son lo mismo? No. Y quiero que lo comentemos porque los yoguis no necesariamente meditan y viceversa. Sí, es verdad que el mundo de yoga te conecta con tu paz interior, a final de cuentas mientras practicas te encuentras viviendo en el presente y al meditar lo que uno busca es estar presente sin dejar que la mente divague en imágenes del pasado o fantasías del futuro. Pero es en el estado de quietud donde radica la diferencia.

Ya platicamos en semanas anteriores sobre los beneficios de hacer yoga, entre ellos mencioné beneficios mentales y psicológicos, los cuales no serían posibles si no hubiera meditación dentro de la práctica de yoga.

Está comprobado que la meditación ayuda a curar y prevenir enfermedades y esto se debe a que la mente es tan poderosa que puede destruirnos y sanarnos dependiendo hacia donde la enfoques. El problema es que a veces los comportamientos auto destructivos de la mente radican en el subconsciente que es esa parte de nuestro cerebro que fue alimentada durante la infancia y donde se esconden los traumas y vivencias del pasado que se manifiestan más adelante en nuestra vida como vicios, tics, obsesiones, compulsiones, etc… y si no nos sentamos a observarlos y a trabajar en ellos, poco a poco van formando nuestra personalidad.

Entonces si, sí es muy importante la práctica de la meditación y no, no necesariamente por hacer yoga ya estás meditando. Ahora, quiero aclarar que la mente no es la fuente ni la cura de todas las enfermedades y padecimientos, pero en cualquiera de los casos, representa un beneficio. Así que ¿Por qué no intentarlo?

¿Cómo comienzo a meditar?

Ésta pregunta me la hacen siempre y la respuesta es sencilla pero no es la misma para todo el mundo ya que nuestro nivel de atención y concentración no es igual. Así que daré 4 de mis mejores tips para que pruebes diferentes técnicas y encuentres la que más te ayude. La idea es dejar de pensar, y comenzar a sentir.

Trata de encontrar un sitio cómodo y callado en tu casa lo más lejos posible de las distracciones y ruidos del ambiente, meditar siempre en el mismo espacio ayuda a que nuestra mente asocie ese lugar como un punto de relajación. A mí me gusta meditar con música así que un par de audífonos pueden ser una buena solución. Y escoger música sin letras evitará que te distraigas. En Youtube, Spotify, y otras plataformas existen listas de reproducción con temas de meditación y son especiales para ayudarte a entrar en “trance”.

Una vez que encuentres tu espacio, deberás sentarte de manera cómoda, puede ser con las piernas cruzadas, la espalda derecha y las manos relajadas. Si tienes problemas en la espalda o rodillas, puedes sentarte en una silla. Lo importante es que tu espalda esté erguida desde la punta de tu cabeza hasta el final de tu columna.

Pon una alarma con un tono amable. Comienza con 10 o 15 minutos y poco a poco podrás ir meditando por más tiempo. Esto nos ayuda a dejar de pensar en el tiempo transcurrido y a organizar nuestro día. Yo en lo personal prefiero meditar por las mañanas, me ayuda a comenzar mi día más centrada y con un enfoque diferente. Pero hay quienes prefieren hacerlo en las noches antes de irse a dormir. Lo más recomendable sería hacerlo las dos veces.

¿Qué hago mientras estoy ahí sentado?

Bueno lo primero sería poner atención a nuestra respiración, respira profundo por la nariz, de manera lenta y relajada.

1.- Una técnica que me gusta mucho es el Escaneo del Cuerpo. Con los ojos cerrados recorre todas las partes de tu cuerpo, comienza por los dedos de tus pies, visualiza y siente cada parte de tu cuerpo, no hay prisa, entre más lento vayas mejor, puede que te tome hasta 10 minutos hacerlo y está perfecto significa que estás concentrado.

2.- Otra técnica muy efectiva es la habitación que se llena de agua. Con tu mente, haces un recorrido del lugar donde te encuentras sentado, visualiza todos los muebles, tapetes, objetos que están en la habitación y una vez que tengas la imagen clara en tu mente, imagina que el cuarto se llena de agua poco a poco. Ve imaginando qué se mojaría primero, cómo se sentiría el agua cuando llegue a tus pies y cómo se ve y se siente tu cuerpo y la habitación al llenarse de agua, visualiza hasta que el agua te cubra por completo (aunque a algunas personas prefieren imaginar que el agua se queda a la altura de la nariz).

3.- Técnica del jardín. Imagina un jardín, pero no cualquier jardín, si no el jardín más bonito que has visto, porque es tu jardín ¿Qué tendría tu jardín?, ¿qué flores habría?, ¿qué árboles crecerían ahí?, ¿qué tan grande sería?, ¿tendría fuentes?, ¿columpios?, ¿habría un lago?, ¿un río?, ¿una playa? Camina por tu jardín imaginándote con lujo de detalle todo lo que se encuentra ahí. Siente el pasto en tus pies, juega con los animales que hay, toca las plantas, riégalas y cuídalo, al final es tuyo.

4.- Para quienes no tienen una imaginación muy vívida, y es válido, les puedo recomendar hacer meditaciones guiadas. Busca en Youtube una que te llame la atención y deja que la voz te guíe de principio a fin. Quizás después ya puedas hacerlo solo.

Una vez que estés bien centrado en lo que sea que estés visualizando y te sientas relajado, sentado ahí en la habitación o nadando en el agua o sentado en tu jardín, da gracias. 
Agradece por cada una de las cosas que tengas. Da gracias de corazón por tener un techo, comida, una familia sana, un trabajo, agradece por lo que quieras. Y después pide, pide todo lo que quieras, siempre y cuando sea para un beneficio real, no pidas un mejor auto que el vecino, pide un auto porque lo necesitas para trabajar, no pidas un millón de dólares, pide un trabajo que te permita ganar lo que deseas, no pidas al amor de tu vida, pide amor propio para cuando llegue la persona correcta, tu estes listo para dar y recibir. Deja que los agradecimientos y las peticiones fluyan desde adentro de ti, desde la fuente real, del corazón. Y observa como tu día cambia conectando solo 10 o 15 minutos.

Ana Quintana

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